-Mira que hay kilómetros y kilómetros de carretera en interurbano por dónde cruzarla. Pues no; tuvo que ser como quién dice “a la puerta de casa”, por dónde este zorro se puso a cruzar… y le salió caro. Están aún claros los rastros de sangre y el frenazo del coche.
Estos bichos son algo sinvergüenzas; de vez en cuando se dejan ver merodeando por el interior del pueblo, a ver si se le cae algo ó aprovechar algún descuido de alguien ( ese agujero que se olvidó tapar ó esa ventana ó puerta mal cerrada ).
- Buen otoño se ha presentado para las ovejas; por ahora tienen de todo: el “verde”, que ha recibido el agua justa, hierba aunque sea menos y bellotas que al haberse caído ya la mayor parte y no haber entrado antes el ganado, las pillan ahora todas juntitas, ¡como se ponen!. No tendrán esta bicoca en poco tiempo.
- Los que si se quejan son los cazadores; no hay prácticamente nada; no se ven bandos de perdices, solo solitarias y que además son viejas, tampoco liebres ni conejos (yo me harté a verlos esta primavera y verano bien de cerca; después no los he vuelto a ver, no sé que habrá sido de ellos), ni siquiera jabalíes, pues ya le dieron una batida y nada de nada; era de esperar pues este año apenas se han visto rastros ú hozaduras, en contraste con otras veces que en cuanto venían las primeras lluvias otoñales aparecían marcas por cualquier sitio y hacían daño en los sembrados.
Se comenta que esta situación se debe al estar recién hecha la concentración parcelaria: al abrir caminos nuevos, hacer limpiezas y desmontes se habrían malogrado muchas polladas y camadas; a eso se debería el que sea la caza vieja.
- Ya se va acabando con las pequeñas cosechas (que solo suelen dar para matar el antojo): membrillos, que al mojarse a menudo últimamente, tienden a abrirse por lo que se conservan poco tiempo y las aceitunas, que hay mucha aunque más pequeña que otras veces; se le podría aplicar aquello de “¡Estas aceitunas son muy pequeñas sí, pero tienen el hueso muy gordo!